Las conductas de seguridad son estrategias que las personas con fobia social suelen utilizar a menudo para hacer frente a una situación social temida, para reducir su ansiedad y sentirse más seguras. Son conductas que les permiten tener cierta seguridad, como por ejemplo asistir a una reunión social pero situándose en un rincón de la sala. Estas conductas actúan como una especie de «muleta» que les brinda una sensación de control y seguridad momentánea, pero a largo plazo pueden ser contraproducentes y dificultar el establecimiento de interacciones sociales eficaces y asertivas. Estas conductas, aunque parezcan inofensivas, en realidad funcionan como una forma indirecta de evitación.
Una de las principales consecuencias de las conductas de seguridad es la limitación en la comunicación y la dificultad para establecer una conexión genuina con los demás. Al evitar el contacto visual, no hablar de sí mismas o utilizar objetos de apoyo como barrera, las personas con fobia social dificultan la creación de un ambiente propicio para la comunicación abierta y auténtica. Esto puede dar lugar a interacciones superficiales y dificultar el desarrollo de relaciones significativas.
Además, las conductas de seguridad transmiten una imagen de inseguridad y falta de confianza hacia los demás. Al evitar el contacto visual o mostrarse reacios a hablar de sí mismos, las personas con fobia social pueden dar la impresión de desinterés o incomodidad en la interacción. Esto puede generar dudas en el interlocutor sobre el nivel de compromiso y participación de la persona con fobia social, lo que afecta negativamente la percepción que los demás tienen de ella.
A continuación exponemos un listado de algunas de las conductas de seguridad:
- Evitar mirar a los ojos o desviar la mirada.
- Meterse las manos en los bolsillos o detrás de la espalda.
- Cruzarse de brazos.
- Evitar ciertas personas, lugares o ambientes.
- Evitar hablar con los demás; hablar poco o nada.
- No saludar; ignorar a los demás; no participar.
- Escapar y refugiarse en el cuarto de baño; mojarse la cara en el baño.
- Tensar los músculos fuertemente para no temblar.
- Tomar alcohol o ansiolíticos.
- Situarse de forma estratégica en reuniones (ej. sentado al final de la clase, en extremos o laterales).
- Despistarse o distraerse pensando en otras cosas.
- Broncearse o maquillarse para que no se note el rubor.
- Usar ropas anchas y frescas para que no se note el sudor.
- Dar la razón en todo, evitar discutir.
- Evitar sonreír; mantenerse serio o distante.
- No proporcionar información personal (miedo a la autoapertura).
Si realizas alguna o varias conductas de seguridad, el primer paso es ser consciente de ello y entender que estas conductas agravan aún más el problema. Si no puedes evitar realizarlas o necesitas algunas pautas claras o un apoyo, acude a un profesional para desarrollar un plan de tratamiento.